Este año tenemos la enorme suerte de ver el nacimiento de varios festivales, de género en el género, qué más se puede desear. Uno de ellos es Walpurguis Queer Horror Fest y se ha celebrado por vez primera en Barcelona.
Sus valores son firmes y alentadores en un panorama festivalero lleno de oferta, la suya en sus propias palabras “surge de una profunda necesidad: fomentar y celebrar el cine cuyas tramas o personajes principales representen al colectivo LGTBIQA+, a mujeres y/o a disidencias”. Un lujazo para descubrir y redescubrir un cine diverso y libre de discriminaciones. Hemos podido ir asistiendo a sus sesiones previas al festival y hemos visto cómo se ha creado un fandom fiel que ilusionado ha llenado las salas durante su celebración oficial.
El programa a parte de proyecciones de largometrajes y el concurso de cortometrajes también ha contado con actividades paralelas tan suculentas como charlas, talleres, vermutada, fiestas y una jornada de juegos de rol inclusivos.
Paseo por la noche de walpurgis
Nuestro paseo empieza directamente con la inauguración y la proyección de, cómo no podía ser de otro modo, La noche de Walpurgis, film de 1971 dirigido por el clásico realizador de terror León Klimovsky y con la presencia imponente de un Paul Naschy en su momento álgido.
El film, con todos los elementos del fantaterror, combina dos de los monstruos clásicos, el hombre lobo y una drácula femenina con la estela de Valdemar de fondo. Una mansión aislada, dos investigadoras extranjeras, un introvertido y misterioso anfitrión y maldiciones cruzadas con un destape moderado, buenos efectos especiales y escenarios entrañables.
A la presentación del Festival le siguió la sesión doble del cortometraje The power of the Strike seguido del clásico de Bruce LaBruce L.A. Zombie.
El primer trabajo, una especie de Saw tan perverso como éste e incluso con giros propios de la saga. El segundo, de la mano del rey del pornoactivismo, es un ejemplo excelente de cómo la trasgresión extrema puede conllevar una metáfora social tan potente como impactante.
A priori el film puede parece una simple retahila de muerte y sexo bizarro y no nos equivoquemos, eso ocurre reiteradamente, pero hay que ir más allá y recordar el significado de los zombies en su origen, la alienación de la sociedad en un mundo superado por la superficialidad y el individualismo. Un imprescindible film para entender que un cine diferente no sólo es posible sino que también es necesario para superar tabúes y explorar nuevos caminos.
Una nueva jornada nos seduce con otro programa doble dedicado a Pierrot, alias de Antoni Gracia con Pierrot: Miss Drácula y Miss Drácula y el imperio de la leche.
En los años de la transición, el Entusiasmo se liberó por doquier y el mundo trans fue una revelación, una explosión de liberación y expresión artística inusitada en nuestro país. Uno de los ejemplos filmicos se halla en las creaciones de un catalán con sus alocados super 8, los cuales son muy difíciles de ver.
En el primer trabajo, su primera obra con une protagonista queer, vemos el resurgimiento de Miss Drácula, con todo su potencial para beberse toda la sangre que pueda y demostrar su poderío con bailes sugerentes y seductores.
En Miss Drácula y el imperio de la leche un transvestian al puro estilo de RHPS está completando su colección de falos y en su andadura se encontrará con un macho creado para su exterminio, cuan sorpresa nos depara al ver el nacimiento de algo completamente nuevo, obra maestra.
Las sesiones de cortos de seguro hicieron las delicias de todis. En la selección de esta primera edición se pudieron ver un total de 12 obras repartidas en dos sesiones:
HDA de Javier Artigas, EL MÁRTIR de Alejandro Mathe, DIENTE DE AJO de Iñaki Aguilar, IAGO Y TRISTAN de Miguel Ibáñez Monroy, RED WINE de Míriam Vidarte y Ezequiel Degastaldi, BERTA de Lucía Forner Segarra, AGONÍA de Eulàlia Ramón, VENGANZA TRAVESTÍ de Tina Paparelli, LA CROIX de Joris Fleurot, TUS MUERTOS! de Benja de la Rosa, CAÇADA de Carme Fuentes Aguiló y SANGRÍA de Andrea Segarra Bueno.
En este recorrido por lo mejorcito del cine queer de género en su corto formato, pasamos por preciosas uniones sangrientas, amoríos religiosos, juegos de sumisión, fantasmas inesperados, vampiras lésbicas, venganzas muy justificadas, obsolescencias forzosas, seducciones desde el más allá, rituales peligrosillos, empoderamientos contra el fascismo, opresiones decimonónicas y homenajes a grandes clásicos del terror con un toque de diversidad.
El punto y final de esta emocionante primera edición del Walpurgis Queer Horror Film Fest lo damos con otra doble sesión bajo el título tan engrescador de Grindhouse Queer, en esta ocasión con los films Bloody Bridget y Slay.
El primer film, dirigido por Richard Elfman -sí, el hermano de- es un viaje a los infiernos divertido y lleno de baños de sangre que protagoniza una exuberante Anastasia Elfman. La protagonista, “rebautizada” como la Espada de la Justicia por el mismísimo Baron Samedi está decidida a usar sus bienvenidos poderes de ultratumba para deleitarse haciendo lo que le viene en gana, muerte y destrucción para todes aquellos que le toquen los ovarios, o sean abusives. El toque multireligioso es un chapeau. Olé.
El segundo largometraje y último de la sesión es literalmente una mezcla aparentemente “imposible” que sale de las mil maravillas: Priscilla, reina del desierto + From dusk till dawn. Efectivamente, un grupo de artistas aterriza en un bar lleno de rednecks para dar su espectáculo de drags, error o no, su actuación se ve interrumpida por la eclosión de vampiros y todo se descontrola. La supervivencia está servida, hagan sus apuestas.
Tras estos trepidantes visionados, les asistentes pudieron disfrutar de la oportunidad única de un QnA con el director Elfman en riguroso directo dentro de la virtualidad, un logro excepcional para este, ya, gran Festival.
Este paseo llega a su fin, pero esto es solo un punto y seguido, auguramos un gran futuro a las Walpurgis, lleno de cine y lleno de género, como tiene que ser.