Con nueve años a sus espaldas el Festival de Serie B por antonomasia de Catalunya abre sus puertas una nueva edición que se presenta con lo mejorcito -”y peorcito”- del panorama fílmico de este lúdico subgénero.
La primera jornada empieza a lo grande inaugurando con algo tan grande como su nombre da a entender seguido por la extraordinaria experiencia de la mano de la inclasificable Marta Montes:
Naschy y Colombo, los grandes
Crotón el grande (2024, Luis Colombo)***
Dice Luis Colombo, director de Crotón el grande, que Paul Naschy (Jacinto Molina) era como un niño grande y que el cine era su juguete. Ese espíritu naïf y la tenaz voluntad de entretener(se) empapan la historia póstuma ideada por Naschy, que finalmente desarrolló y rubricó quien fuera su operador de cámara y director de fotografía y que se estrenó, en premiere mundial, en la novena edición del magnífico B-Retina de Cornellà de Llobregat, cita ineludible para los amantes de la serie B.
Crotón el grande narra las peripecias de dos artistas de circo ambulante en la España de 1944. Crotón es un forzudo venido a menos, con el cuerpo ya muy castigado, y Gedeón hace lo que puede como payaso. Sobreviven saqueando tumbas de ricos para hacerse con su oro y joyas. Inspirada en la magistral La strada (1954) de Federico Fellini, también nos evoca Balada triste de trompeta (Álex de la Iglesia, 2010), por tomar un referente más cercano en tiempo y espacio, ya que asistiremos a un peculiar triángulo amoroso cuando la joven Cloe se una a ellos y se erija en la nueva estrella del mini circo gracias a sus sensuales danzas exóticas. Crotón es pícaro y pendenciero, Gedeón, enamoradizo e ingenuo, y Cloe pone el sentido común para limar las asperezas entre los socios, fascinados por ella, aunque también intrigados por su misterioso pasado.
La trama se complica al entrar en escena un empresario teatral carente de escrúpulos, bien relacionado con el gobierno franquista, y un ramillete de altos mandos alemanes (impagable el cameo del director como capitán von Kafren). Tras un inicio en clave de dramedia picaresca, la historia se va acelerando para mezclar sin miramiento la road movie aventurera con el western, el cine bélico y el erotismo típico del fantaterror setentero. No falta de nada: coroneles nazis tremendamente salidos, una jefa de las SS con parche en el ojo, mozas casquivanas, lesbianismo y mucho rollo sado-maso. En definitiva, ingredientes infalibles para que el amante desprejuiciado de la serie B se dé un buen festín. Y sin entrar en zona spoiler, aparecen elementos sobrenaturales en la traca final de la rocambolesca historia, tan insospechada como irresistible.
Naschy es una figura irrepetible, es reverenciado por una legión de fans acérrimos, pero también criticado por su tendencia al narcisismo y por sus obvias limitaciones creativas e interpretativas. Él consideraba Crotón el grande como su mejor guion. En 2009, con el rodaje ya iniciado, empeoró de su enfermedad y falleció. El veterano cineasta Luis Colombo, socio suyo en este proyecto, y colaborador también en su última película (Empusa) ese mismo año, le reemplazó en las labores de dirección. Habían rodado un 25% del film, eran escenas sin Naschy a la espera de que se incorporase al rodaje, pero tras su muerte el papel protagónico lo asumió Damián Varea, secundado por Ricardo Pastor (Gedeón) y Silvia Galve (Cloe). Colombo es fiel al guion de Naschy y respetuoso con el argumento principal, pero trata de enriquecer y potenciar la historia, limitando por ejemplo las numerosas escenas oníricas del original.
Serie B de manual, lastrada por sus barreras presupuestarias (años de rodaje y montaje, por los inconvenientes de poder reunir de forma regular a todo el cast), aspectos como el guion o la interpretación podrán no convencer a los paladares exquisitos de los más cinéfilos, pero es innegable la pasión que hay detrás, con aspectos como la impecable fotografía marca de la casa o la esforzada ambientación de vestuario, cámaras y vehículos de época procedentes de colecciones privadas. Servidor lo gozó al ver un sidecar similar a la réplica que adquirió recientemente para su muñeco Geyperman. El propio Colombo tiene una colección de más de 500 piezas entre cámaras, fotómetros y latas de películas. Y curiosamente, pese a ubicarse décadas más tarde, hay en el film un aroma inconfundible a canto del cisne de la cinematografía de género de la época previa a la ley Miró que desvió las subvenciones hacia el cine “de calidad”, y al desembarco definitivo del blockbuster y el terror moderno americano de los setenta-ochenta.
El regreso de Martanuelle
Sexión continua (2024, Marta Montes)****
Marta Montes, alma máter y protagonista absoluta de Sexión continua, ya sacudió el año pasado B-Retina con Delirio Profundo, una especie de giallo (el título nos trae a la memoria el Profondo Rosso de Argento) alucinógeno, muy alejado de lo convencional. Sexión continua (alusión al título de Garci?) ofrece unos cortos “crudos, procaces y arrebatadores”, que nos invitan a “deleitarnos con las más depravadas fabulaciones, al describir con crudeza y realismo una serie de perversiones humanas que le harán cuestionar sus principios morales”.
Más allá del autobombo irónico, del estilo de la publicidad de las pelis de los 70, asistiremos a historias de amor, desamor y sensualidad, si bien curiosamente se insinúa mucho más de lo que a la postre se enseña. Una narrativa rompedora, voluntad transgresora y un montaje audaz que no concede respiro le dan un tono de collage críptico y sugerente, que implica al espectador en la interpretación de lo que contempla. Los atrevidos movimientos de cámara, el uso continuo de exteriores y la música de Miguel Guirado sumada a los temas setenteros italianos conforman un conjunto sorprendente, experimental pero también íntimo, porque como explica Montes, las historias le salen de las entrañas.
La última pieza, Martarella, guiño a la mítica heroína encarnada en el cine por Jane Fonda, es la historia más lineal, de narrativa convencional, aunque la trama de convencional tiene poco: en este corto retrofuturista, un astronauta en misión espacial charla a través del monitor con Martarella, y mantienen relaciones sexuales a través de un dispositivo incrustado en los genitales de la protagonista. En el Clic de Milo Manara, obra maestra del cómic erótico, un chip cerebral de control remoto desataba los deseos más ocultos de su portadora y la hacía sexualmente insaciable. En el corto el astronauta está muy cachondo allá arriba, y la llama constantemente, ya sea cuando ella está en la calle, en una entrevista de trabajo… El cómic italiano se burla de las convenciones burguesas, mientras que Martarella cuenta una historia de toxicidad y explotación sexual muy dura, pero el espectáculo de luces y tonos musicales en el cuadro de mandos de la nave espacial cada vez que él activa el dispositivo de su chica nos proporciona escenas desternillantes.
Miguel Guirado, guionista junto a Montes y artífice de las sobresalientes música y fotografía, también presentó en B-Retina su mediometraje Pirámides murcianas, que parodia los documentales con pseudo-investigaciones sobre misterios ancestrales. Ambos se han asociado en la productora 5G Films. En Sexión continua aparecen sospechosos habituales de la directora: Antonio Mayans y su hija Flavia, Antonio de Bobadilla, Paco Clavel y John Villain (Juan Sánchez), maestro de ceremonias que presenta cada pasaje de la particular biografía de Martanuelle.
Apenas una hora de metraje, pero muy intensa, porque es un cóctel con ingredientes como el expresionismo alemán, el cine negro, la comedia y la sci-fi. 666€ de diabólico presupuesto (está grabada, como su predecesora, con un móvil), bastan si se hace de la necesidad virtud para tirar de ingenio y creatividad. Esperaremos con ansia nuevas entregas de 5G Films porque siempre debe celebrarse la apuesta por el cine subversivo y hedonista.
Tras el impacto inusitado de la primera jornada, un nuevo día de cine nos espera en el Auditori de Cornellà con una propuesta tan singular y única como la del pasado día:
Arrancamos con Os Trapalhões na Guerra dos Planetas (1978), Adriano Stuart, Brasil.
Este Star Wars brasileño desafía a la mismísima saga de Lucas con un plagio donde los haya que se esconde sin ningún tipo de vergüenza entre persecuciones al puro estilo Benny Hill/Jaimito, con todo lo que eso conlleva nuestros sensibles ojos contemporáneos.
La historia no tiene pérdida y es tan absurda como su desenlace, capaz de hacer que el público se plantee su propia existencia así como su abstemia. Gracias a Joda el bar estaba abierto al abandonar la sala.
Seguimos en esta aventura y nos trasladamos a Estonia con The Invisible Fight (2023), Rainer Sarnet.
Sin duda una de las rarezas más inclasificables del Festival cuyo recorrido está siendo inmejorable. Y es que este film nos muestra el recorrido de un guerrero de la forma más bizarra posible, sin descartar el exotismo que nos provoca la forma de plasmar una historia tan surrealista para aquellos ajenos al humor de Estonia.
Para rematar este precioso viernes que mejor que una Mierda de sesión. Sí, literalmente con el cortometraje Cagaleras (2024), Avedgers, España. seguido del film Monsturd, l'atac de la muntanya de merda, (2003) Rick Popko i Dan West, USA.
El cortometraje, ópera prima de un grupo de estudiantes afincados en la UPC es una maravilla metafórica con tintes de cómic de una de las situaciones más extenuantes y delimitantes que una persona puede experimentar. Básicamente, lo que su nombre indica. Obra maestra iniciàtica.
Lo de Monsturd es harina de otro mierdal. He aquí el típico film con estructura Tiburón, Piraña, Mandíbulas, etc… Un mad doctor, un mutante, desapariciones, ineficiencia de instituciones, alarma social y unes héroes para salvar los platos.
La maravilla del film es vehicular con suficiente entereza todo sus minutos de metraje una historia que básicamente es una mierda, cuyo protagonista es un mojón gigante, con interpretaciones a la par y que aun así nos resulte entrañable y escatológicamente mágico.
Con la sensación de vacío y plenitud al mismo tiempo que sentimos ayer, retomamos nuestra andanza por el B-Retina y atacamos con Stitches (2023), Ian Goodwin, USA con el cortometraje Pocketman (2023), Ericka Clevenger, USA adelantándosele.
“El Hombre del bolsillo” es un falso trailer que se mofa de esos slashers que se centran en poner en el punto de atención a crueles asesinos insidiosamente difíciles de matar, mezclandolo con estereotipos tanto a nivel de perspectiva de género como protagónicos. Entretenido aperitivo.
¡¿Qué mejor tras una historia cómica de un serial killer que una versión a caballo entre Evil Dead y Viernes 13 protagonizada por… calcetines?! Nada.
Así se nos presenta Stitches y así se ha vendido una película cuyo gran valor es darle la originalidad suficiente a su factura para hacernos creer en una historia hecha con manos parlantes al puro estilo titiritero. Poco más añadir que la opinión de que merece un visionado como cualquier desfachatez hecha con piel…
Sin querer, ni deber, bajar el listón, le toca turno a Mamántula (2023), Ió de Fada, España.
Este extraordinario thriller fantástico, noir syfy, porno terror, esta joya de la cinematografía actual nos demuestra que las nuevas miradas están ahí para encontrarlas, para enseñarlas y para hacernoslas beber cual líquido seminal para tejer un nuevo audiovisual que no se estanque y se reinvente con simple inercia.
De una maravilla a otra con la entrega del Golden Ticket de esta edición a Antonio Mayans.
El actor Antonio Mayans recogió su merecido galardón de manos de Marta Montes, otra las protagonistas del Festival.
El colofón del sábado viene de la pata de The Emu War (2023) John Campbell, Lisa Fineberg, Jay Morrissey, Austràlia, peliculón precedido del corto: Sirulo, la bèstia de l'Ebre (2023), Jordi Romero, España.
Siluro, obra catalana incontestablemente gamberra que ha arrasado a nivel festivalero, siendo seleccionada por todo el territorio con una historia clásica, con tintes de los setentas u ochentas y el monstruo más cuco de la historia del Ebro.
Y para monos los zombies de Visitors (Akuma ga harawata de ikenie de watashi) (2023), Ken'ichi Ugana, Japó.
Film que ya pudimos disfrutar y valorar ampliamente en el pasado Festival Nits de Vic.
Llegamos a la recta final de la programación peliculera la cual se cierra con Pirámides Murcianas (2019), Miguel Guirado i Liana Guadaño, España.
Este desternillante falso documental nos posiciona en la viabilidad de que Murcia esté invadida por sendas pirámides. Pero no sólo de simples y vanas obras arquitectónicas, sino de pirámides claramente extraterrestres, ¿hay otras? Surfando entre creencias fantásticas a la altura del terraplanismo, este trabajo se posiciona en medio de una rabiosa actualidad social que parece cada vez más abocada al “porque yo lo digo” ignorando conscientemente rigor o conocimiento, ¿para qué? Maravillosa.
Y sin más llegamos al plato fuerte de la última jornada del Festival. El Concurso internacional de Cortometrajes así como la Gala de Premios.
En esta novena edición su selección de cortometraje no podía ser más completa y ecléctica si bien no en la procedencia de las obras, eminentemente españolas, ni tan mal, como en sus temáticas y aproximaciones al género de las B-movies o cine transgresor.
El atracón de cortometrajes empieza con un plato de caracoles con Those!, 2024, Álvaro Beltran, España. Gigantismo a rabiar en un film rodado con más croma y con más gracia salera de la que cabría esperar. Para seguir, una flipada cósmica etimológica del metal precioso dorado más apreciado que en poco más de dos minutos es capaz de hacernos un repaso de la historia universal: Antes del Todo, 2023, Yon Bengoechea Peña, España.
Feminancy, 2024, Uxuri Etxegia, Espany, le sigue con una historia de difícil comprensión para muchos (y esto es ironía de la buena), una historia de radicales feministas contra el patriarcado. Con humor tanto lila como con el propio de su contexto reciente, la directora explora con inteligencia y frescura una clama actual. y de Potota Ez a Gilipollas, 2023, Joan Bentallé y Pol Diggler, España. Una conversación de pollas que se encuentran “colgadas” en una discoteca cualquiera, una cucada de marionetas, reverso de moneda y de todo de las hormiguitas de la tele.
Après-Ski, 2023, Stéphane Turgeon, Canada. Trae el contrapunto umami a la sesión con la filia sexual por los pies llevada al extremo más asqueroso posible que deriva en algo muy humano. Abstenerse de comer durante el visionado porque además no debes despistarte ante los protagonistas del siguiente cortometraje Ghoulies el retorno, 2024,César Sant Pere, España. Si, unos bichos siempre con ganas de comerse a un humano recreados con mucho amor en esta obra ultra low budget.
Llega el momento de viajar a las estrellas y dar un paseo espacial con Space Dumbs, 2023, Alan ‘Wasted Talker’ Talkenov, Kazakhstan. Clara parodia de Star Trek desde un prisma retorcido y visceralmente extraño. Como extraño es el caso que nos presenta Mi padre, 2023 ,Yago Casariego, España. Un hijo pierde a su padre en un supermercado y se atormenta retornando al lugar de los hechos por no querer perder la esperanza. Surrealismo en estado puro. Pura como la sangre a borbotones de Apotemnofilia, 2023, Jano Pita, España.Un film en el que la angustia deriva en la locura extrema y autolesionarse de la protagonista, un festín de glóbulos rojos muy disfrutable que se cierra con Joy, 2024 ,Manolis Levedelis, Grècia. La definición de indefinición en un lisérgico trabajo que no decepcionará aunque sí pondrá en tela de juicio el cómo la Griega fue una de las mayores civilizaciones de la Tierra o por lo menos cómo.
Con estos manjares de poco metraje culminamos esta edición del Festival B-Retina con ganas de celebrar el año próximo su décimo aniversario y os presentamos el resumen de la Gala de Premios en forma de nuestro tradicional Palmarés.
Palmarés B-RETINA
Festival de Cinema Sèrie B de Cornellà de Llobregat
The Emu War, una parodia sobre la “guerra” de 1932 del ejército australiano contra una plaga de emús se alzó con el premio del público al mejor largo, mientras que en cortometrajes Mi padre y Feminancy se llevaron el primer y segundo premio, y Antonio Mayans, en plena forma a sus 85 años, recogió el Golden Ticket a la trayectoria. B-Retina sigue creciendo y se consolida como plataforma de difusión (y tabla de salvación) para este tipo de cine “de trincheras”, con escasa visibilidad por nuestros lares.
Premio al Mejor Largometraje
“The Emu War” de Jay Morrissey, Lisa Fineberg y John Campbell
Premio DACIA al Mejor Cortometraje
“Mi Padre” de Yago Casariego
Premio CDMON al Segundo Mejor Cortometraje
“Feminancy” de Uxuri Etxegia
Premio al Mejor-Peor Cortometraje
“¿Quién está ahí?” de José García Pérez*
*Por su amor infinito al cine, no mater what :)
¡Nos vemos en la décima!